Los datos se almacenan conforme las instrucciones que le hayamos dado con la ayuda de una interfaz local, en cuyo caso puede ser utilizado como un dispositivo independiente; o con una interfaz y un software para interactuar con una PC donde recuperamos la información para leerla, ya sea como datos numéricos o como gráficas y desde donde se programa y activa el dispositivo.

Los registradores de datos varían entre los de propósito general para una amplia gama de aplicaciones a los dispositivos de medición muy específicos, para medir un ambiente o aplicación particular. Es común que los tipos de propósito general sean programables, sin embargo muchos siguen como máquinas estáticas con un número limitado de parámetros variables. Los registradores de datos electrónicos han reemplazado en muchas aplicaciones a los registradores que imprimen tarjetas o rollos de papel.

Uno de los principales beneficios del uso de registradores de datos es la capacidad para recopilar automáticamente datos las 24 horas del día. Tras la activación, los registradores de datos normalmente se dejan sin vigilancia para medir y registrar los datos deseados durante toda la duración del período de seguimiento. Esto permite una visión global y precisa de las condiciones ambientales objeto de seguimiento, tales como la temperatura del aire y la humedad relativa, que son los que ahora nos ocupan en este documento.